Antibióticos comúnmente recetados: Tipos y usos
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Conclusiones clave
- Los antibióticos combaten infecciones bacterianas, pero no son eficaces contra virus.
- Solo un profesional puede recetar el tipo y dosis adecuados para la mascota según el tipo de bacteria y el estado de salud del animal.
- Un mal uso de antibióticos puede generar resistencias, reacciones adversas y empeoramiento de la enfermedad.
- Algunos antibióticos comunes incluyen amoxicilina, enrofloxacina o doxiciclina, entre otros.
- Siempre es imprescindible seguir las indicaciones del veterinario y no automedicar a los animales.
¿Qué son los antibióticos y para qué sirven?
Los antibióticos son fármacos diseñados para combatir infecciones causadas por bacterias. Funcionan matando a los microorganismos responsables o dificultando su reproducción. Sin embargo, no tienen ningún efecto contra virus, hongos u otros agentes patógenos.
Su uso en medicina veterinaria es habitual, pero debe hacerse siempre bajo la supervisión de un profesional, ya que un uso incorrecto puede comprometer la salud de la mascota y contribuir al desarrollo de bacterias resistentes.
¿Cuándo se necesita un antibiótico en animales?
Los antibióticos se recetan principalmente cuando hay una infección bacteriana confirmada o sospechosa. Algunos de los casos más comunes en los que se pueden recetar incluyen:
- Infecciones respiratorias bacterianas
- Otitis (infección de oído) por bacterias
- Infecciones urinarias
- Infecciones gastrointestinales bacterianas
- Abscesos, heridas infectadas o mordeduras
- Complicaciones bacterianas tras cirugías
- Enfermedades transmitidas por garrapatas o pulgas
Es fundamental identificar el origen de la infección, ya que síntomas similares pueden tener causas distintas (virus, hongos, parásitos…), y un antibiótico sería inútil o incluso perjudicial.
Tipos de antibióticos comúnmente recetados
Existen muchos tipos de antibióticos, cada uno con un espectro de acción diferente. Su elección depende del tipo de bacteria, la gravedad del cuadro clínico, la especie animal y las características individuales del paciente.
Amoxicilina
Es probablemente uno de los antibióticos más utilizados. Pertenece a la familia de las penicilinas y es útil frente a muchas infecciones respiratorias, de tejidos blandos, urinarias o bucales.
Enrofloxacina
De la familia de las fluoroquinolonas. Suele usarse contra bacterias resistentes o en infecciones profundas. Es común en infecciones del tracto respiratorio y urinario, y también en algunos cuadros dermatológicos.
Clindamicina
Especialmente útil en infecciones dentales, abscesos o heridas profundas. Su acción se enfoca sobre todo en bacterias anaerobias.
Doxiciclina
Antibiótico de amplio espectro, útil especialmente en infecciones transmitidas por garrapatas (como la ehrlichiosis) o enfermedades respiratorias.
Metronidazol
Más que un antibiótico clásico, se clasifica como antiprotozoario con propiedades antibacterianas. Se usa en diarreas bacterianas y problemas gastrointestinales por Clostridium, entre otros.
Cefalexina
Pertenece a las cefalosporinas. Muy útil en infecciones cutáneas, otitis, infecciones del tracto urinario y ciertos trastornos musculoesqueléticos.
Tulatromicina (en animales de producción o exóticos)
Utilizada en especies concretas, especialmente en animales de granja o especies exóticas bajo supervisión experta.
Importancia de un diagnóstico profesional
La elección del antibiótico adecuado no debe tomarse a la ligera. Un veterinario puede basarse en la historia clínica, los signos clínicos, la exploración física y, en muchos casos, análisis como cultivo bacteriano o antibiograma.
Prescribir sin una base diagnóstica puede resultar ineficaz o incluso contraproducente. Además, algunas razas o especies pueden ser sensibles a ciertos fármacos.
Por ejemplo:
- Algunos antibióticos pueden provocar toxicidad hepática o renal si no se ajustan bien las dosis.
- En gatos, el uso de medicamentos como enrofloxacina debe hacerse con cautela por riesgo de toxicidad ocular.
- En tortugas u otros reptiles, su metabolismo es muy diferente, por lo que nunca deben tratarse con antibióticos sin supervisión especializada.
¿Qué debo hacer si mi mascota necesita antibióticos?
En caso de que tu veterinario te indique un tratamiento antibiótico, sigue estos consejos:
- Administra el medicamento tal y como te lo han recetado: nunca acortes ni alargues el tiempo por tu cuenta.
- No compartas antibióticos entre animales ni reutilices tratamientos antiguos.
- Si observas efectos secundarios como vómitos, diarrea, decaimiento o reacciones alérgicas, contacta de inmediato con el profesional.
- No combines antibióticos con otros medicamentos sin consentimiento del veterinario.
- Completa siempre el tratamiento, aunque la mascota parezca haber mejorado, para evitar recurrencias o resistencia bacteriana.
Resistencia bacteriana y mal uso de antibióticos
Uno de los mayores problemas en medicina humana y veterinaria es la resistencia bacteriana. Sucede cuando las bacterias mutan y dejan de responder al tratamiento convencional.
Esto puede provocar:
- Infecciones más prolongadas o crónicas
- Necesidad de antibióticos más fuertes o dañinos
- Mayor riesgo de contagio a otros animales (o incluso humanos)
- Complicaciones graves o potencialmente mortales
La OMS y distintas instituciones promueven el uso responsable de los antibióticos tanto en humanos como en animales (Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos – PRAN).
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Preguntas frecuentes
- ¿Puedo darle a mi mascota el antibiótico que me sobró de otra vez?
- No. Los tratamientos deben ser personalizados. Un medicamento que funcionó en una ocasión puede ser peligroso en otra o para otro animal.
- ¿Cómo sé si una infección necesita antibiótico o no?
- Solo un veterinario puede determinarlo tras una evaluación. Existen análisis, cultivos o imágenes que ayudan a establecer el diagnóstico correcto.
- ¿Los antibióticos pueden tener efectos secundarios?
- Sí, como vómitos, diarrea, reacción alérgica o alteraciones hepáticas. Por eso se administran solo si son necesarios y bajo control profesional.