“Displasia de cadera en perros: cómo diagnóstica el veterinario”

Displasia de cadera en perros: cómo diagnostica el veterinario

Tiempo estimado de lectura: 14 minutos

Conclusiones clave

  • La displasia de cadera es una enfermedad articular degenerativa que afecta a muchos perros de razas grandes y medianas.
  • El diagnóstico veterinario se basa en la observación clínica, la palpación ortopédica y pruebas por imagen como radiografías.
  • Un diagnóstico temprano permite mejorar la calidad de vida del perro mediante tratamiento, prevención o cirugía si fuera necesario.
  • La app de Whopaws facilita el acceso a veterinarios expertos para detectar y tratar esta afección desde casa o de forma presencial.

¿Qué es la displasia de cadera?

La displasia de cadera es una alteración en el desarrollo de la articulación coxofemoral, que une el fémur con la pelvis. En un perro sano, la cabeza del fémur encaja perfectamente en la cavidad de la cadera. Sin embargo, en los perros con displasia, este encaje es deficiente, provocando rozamiento, inestabilidad y desgaste articular progresivo.

Se trata de una enfermedad de tipo hereditario y multifactorial, aunque factores como la alimentación, el ejercicio o el crecimiento rápido pueden influir en su desarrollo.

Es especialmente común en perros grandes como el pastor alemán, labrador retriever o mastín, aunque ninguna raza está completamente libre de padecerla.

Síntomas de displasia de cadera en perros

Los signos clínicos pueden variar según la edad del animal y el grado de afectación. Algunos perros desarrollan síntomas en etapas tempranas, mientras que otros no muestran molestias hasta la edad adulta.

Signos comunes de displasia en cachorros:

  • Cojea después del ejercicio o al levantarse
  • Resistencia al juego o al paseo prolongado
  • Postura anormal al caminar, con movimientos de “bamboleo”
  • Saltos con las dos patas traseras juntas

Señales en perros adultos:

  • Dolor al subir escaleras o tras largos periodos de descanso
  • Atrofia muscular en las extremidades traseras
  • Cambios de comportamiento por incomodidad crónica
  • Dificultad para sentarse o tumbarse

Si observas alguno de estos síntomas, es fundamental consultar con un veterinario especializado para iniciar el proceso diagnóstico cuanto antes.

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¿Cómo diagnostica un veterinario la displasia de cadera?

El diagnóstico de esta enfermedad debe realizarlo un veterinario con experiencia en ortopedia y mediante una combinación de técnicas clínicas y pruebas por imagen.

El procedimiento suele dividirse en varias etapas:

1. Anamnesis completa

El veterinario recopila información de tu perro: raza, edad, historial médico, comportamiento en casa, nivel de actividad, alimentación, antecedentes familiares de displasia, etc.

2. Exploración física y observación

Se analiza cómo camina el perro, cómo se sienta, cómo se mueve al correr o girar. Esta observación puede revelar signos sutiles de dolor o debilidad muscular.

3. Palpación ortopédica

Con el perro relajado (a veces bajo sedación ligera) el veterinario realiza maniobras específicas como el test de Ortolani o de Barden, que detectan inestabilidad en la articulación.

Tipos de pruebas diagnósticas

Las pruebas por imagen son fundamentales para confirmar la displasia de cadera y evaluar el grado de daño articular. Entre las más utilizadas se encuentran:

Radiografía estándar de cadera

  • Permite visualizar el encaje entre el fémur y la cavidad acetabular.
  • Suele realizarse bajo sedación para obtener una imagen nítida.
  • Se clasifican los grados de displasia según la escala FCI (A a E).

Radiografías funcionales o dinámicas

  • Muestran el comportamiento de la articulación en diferentes posiciones.
  • Revelan subluxaciones que no se ven en imágenes estáticas.

Tomografía Computarizada (TC) y Resonancia Magnética (RM)

  • TC: Útil en casos de duda diagnóstica compleja o para planificar cirugía.
  • RM: Útil para valorar la afectación de tejidos blandos y cartílago, aunque su uso es menos frecuente.

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Rutas de tratamiento tras el diagnóstico

Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento varía en función del grado de displasia, la edad del perro, su estilo de vida y sus síntomas.

Opciones no quirúrgicas:

  • Control del peso: Mantener al perro en su peso ideal es vital.
  • Fisioterapia y rehabilitación: Mejoran la movilidad y reducen el dolor.
  • Medicamentos antiinflamatorios y condroprotectores: Ayudan a reducir el dolor y retrasar el daño articular.
  • Suplementos como omega 3 o glucosamina: Siempre bajo recomendación veterinaria.

Opciones quirúrgicas:

  • Triple osteotomía de pelvis (TPO): En perros jóvenes sin cambios articulares avanzados.
  • Ostectomía de la cabeza femoral: En casos moderados donde no se puede optar por prótesis.
  • Prótesis total de cadera: Para perros con displasia grave y buena salud general.

Un correcto seguimiento médico tras el diagnóstico es clave para asegurar una buena calidad de vida a largo plazo.

Prevención de la displasia de cadera en perros

No siempre se puede evitar, pero hay estrategias para reducir las probabilidades de desarrollo o agravar la enfermedad si existe predisposición genética:

1. Controlar el crecimiento

Evita que tu cachorro crezca demasiado rápido. Una alimentación equilibrada y evitar el sobrepeso son factores determinantes.

2. Evitar ejercicios bruscos en cachorros

En etapas tempranas, los saltos excesivos o escaleras prolongadas pueden dañar una articulación aún inmadura.

3. Elegir criadores responsables

Si vas a adoptar un cachorro de raza, busca criadores éticos que hagan pruebas de displasia en sus líneas reproductoras.

4. Revisiones veterinarias tempranas

Una evaluación ortopédica antes del año de edad puede detectar si hay que intervenir o modificar rutinas.

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Preguntas frecuentes

¿La displasia de cadera tiene cura?
No tiene cura definitiva, pero sí existen tratamientos que mejoran notablemente la calidad de vida del perro.
¿A qué edad se puede detectar?
Los primeros signos pueden aparecer entre los 4 y 12 meses de edad. El diagnóstico definitivo con pruebas se suele hacer a partir de los seis meses.
¿Un perro con displasia puede hacer ejercicio?
Sí, pero siempre bajo supervisión y con actividades de bajo impacto, como caminar en superficies planas o nadar.

¿Crees que tu perro puede tener displasia de cadera?

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