Guía veterinaria: Qué son las glándulas anales y cómo revisarlas
Tiempo estimado de lectura: 10 minutos
Conclusiones clave
- Las glándulas anales son dos pequeñas estructuras situadas a ambos lados del ano de perros y gatos.
- Su función principal es segregar una sustancia olorosa que utilizan para marcar territorio.
- Cuando no se vacían correctamente, pueden producir acumulaciones, infecciones o abscesos dolorosos.
- Un veterinario puede revisarlas manualmente para diagnosticar y tratar cualquier alteración.
¿Qué son las glándulas anales?
Las glándulas anales son dos pequeños sacos situados en la parte interna del ano, uno a cada lado (aproximadamente en las posiciones de las 4 y las 8 en un reloj imaginario). Están presentes tanto en perros como en gatos y contienen una sustancia espesa, de olor fuerte y característico.
Esta sustancia es eliminada de forma natural cada vez que el animal defeca, pero diversos factores pueden impedir que esto ocurra correctamente.
Función de las glándulas anales en perros y gatos
La función principal de las glándulas anales es comunicativa. A través de la secreción que producen, los animales pueden marcar territorio o transmitir información a otros individuos sobre su estado emocional, salud y jerarquía.
Por ejemplo:
- Cuando un perro huele el trasero de otro, está detectando las señales químicas de sus glándulas anales.
- Muchas veces, la secreción también se expulsa involuntariamente en momentos de miedo o estrés intenso.
Si este mecanismo no funciona adecuadamente, la sustancia puede acumularse, solidificarse o infectarse, provocando molestias o problemas de salud.
Síntomas de problemas en las glándulas anales
Las alteraciones en las glándulas anales son comunes, especialmente en perros pequeños o con sobrepeso. Los signos más habituales incluyen:
- Rastrado (scooting): El perro o gato se arrastra con el trasero por el suelo.
- Lamerse o mordisquearse la zona anal con frecuencia.
- Inflamación o enrojecimiento alrededor del ano.
- Mal olor persistente en la zona trasera.
- Dolor o molestias al sentarse o defecar.
- Presencia de secreción purulenta o sangre.
Ante cualquiera de estos síntomas, se recomienda una revisión por parte de un veterinario para evaluar la situación.
¿Cómo se revisan y vacían las glándulas anales?
La revisión de las glándulas anales es un procedimiento clínico que requiere experiencia y técnica. Generalmente, se hace de forma manual y puede realizarse de dos formas:
1. Vaciamiento externo
- Se aplican presiones cuidadosas y simétricas desde fuera del ano.
- Es adecuado para casos leves o como mantenimiento en razas propensas.
2. Vaciamiento interno
- Se introduce un dedo enguantado en el recto y se presiona cada saco individualmente.
- Es más preciso y permite vaciar completamente el contenido acumulado.
En ambos casos, el veterinario evalúa si hay inflamación, dolor, consistencia anómala o secreción purulenta. En caso de infección o absceso, puede prescribirse tratamiento antibiótico o incluso cirugía si hay complicaciones.
¿Cuándo debe hacerlo un veterinario?
Aunque pueda parecer un procedimiento simple, no debe realizarse en casa sin supervisión veterinaria. Un vaciado incorrecto puede causar más daño: desde lesiones internas hasta infecciones o dolor innecesario.
Debes acudir al veterinario si:
- Tu mascota presenta síntomas recurrentes.
- Ya ha tenido infecciones o abscesos en el pasado.
- Notas un bulto extraño cerca del ano.
- Hay secreción anormal (sangre, pus, olor rancio).
- Tu perro o gato reacciona con dolor al tocar la zona perianal.
El veterinario también podrá tomar una muestra si se sospecha de infección para analizarla y elegir el tratamiento adecuado.
Riesgos de no tratar los problemas anales
Ignorar los problemas en las glándulas anales puede derivar en complicaciones serias:
- Impacción: Las glándulas se llenan y endurecen, provocando dolor e inflamación.
- Infección: El contenido impactado se infecta, generando pus y fuerte malestar.
- Absceso: Puede formarse una bolsa infectada que acaba reventando, con riesgo de necrosis tisular.
- Fístulas: Trayectos entre la glándula afectada y la piel perianal, exigentes en tratamiento.
Cuanto antes se revisen y traten los problemas, más fácil y menos doloroso será para tu mascota.
Prevención y cuidados regulares
Para evitar problemas persistentes en las glándulas anales, es importante aplicar una serie de buenos hábitos:
1. Dieta rica en fibra
- Favorece deposiciones firmes, que ayudan a expulsar la sustancia de forma natural.
- Puedes consultar al veterinario sobre suplementos de fibra adecuados.
2. Control del peso
- Los animales obesos tienen más riesgo de sufrir alteraciones en la zona anal.
- El ejercicio diario también mejora la salud digestiva y perianal.
3. Higiene y observación
- Revisa la zona anal de tu mascota periódicamente.
- Ante olores extraños, secreciones o conductas inapropiadas (rascarse, arrastrarse), actúa sin demora.
4. Revisión veterinaria periódica
Especialmente si tu mascota tiene antecedentes, conviene que el veterinario revise sus glándulas anales cada pocos meses para evitar complicaciones.
¿Tu perro también es mayor o tiene otros problemas de salud? Echa un vistazo a esta guía práctica para cuidar perros mayores o con enfermedades.
“Mantener las glándulas anales sanas es parte de una buena salud perianal. La prevención y la detección temprana son clave.”
Preguntas frecuentes
- ¿Todos los perros y gatos necesitan que les vacíen las glándulas anales?
- No. Muchos animales lo hacen de forma natural al defecar. Solo requieren ayuda veterinaria aquellos con tendencia a acumular secreción o desarrollar infecciones.
- ¿Puedo aprender a vaciar las glándulas de mi mascota en casa?
- No se recomienda. Aunque hay tutoriales en Internet, un mal manejo puede dañar los tejidos o propagar bacterias. Siempre debe realizarlo un profesional.
- ¿Las glándulas anales pueden extirparse?
- Sí, en casos graves o recurrentes. Sin embargo, es una cirugía delicada con posibles secuelas como incontinencia, por lo que solo debe considerarse tras valorar todas las opciones.